jueves, 12 de marzo de 2009

LA SÉPTIMA PRIMAVERA DE LA PAZ

TÍTULO ORIGINAL: Seitsmes Rahukevad.(1991)

AUTOR: Viivi Luik.
PAÍS: Estonia.
EDITORIAL: Seix Barral(1993)
TRADUCCIÓN: R.M. Bassols.
RESEÑA: La protagonista es una niña de una mirada sutil, femenina e inteligente, rezumante de sensibilidad, hija de campesinos, en plena dictadura soviética. Relata sus primeros recuerdos de lo que se llamaba la «paz» posterior a la guerra mundial y la ocupación del país. Entre líneas, la situación desgarrada de un pueblo sometido, también, por sus propios «colaboracionistas», los guerrilleros que siguen en el bosque luchando contra el invasor, el odio cainita de familias desgarradas por los avatares de la historia, la pobreza, las primeras y forzadas colectivizaciones, la lucha por la vida en medio del hielo moral y físico.
Se trata de una pequeña joya, rezumante de delicadeza y saber narrativo, una novela profundamente estonia, a ratos compleja de leer por la implacable distancia de las referencias culturales.

BIOGRAFÍA: Viivi Luik (1946), poeta y narradora, publicó en España en 1993 su primera novela, La séptima primavera de paz (Seix Barral), título irónico sobre la denominación estalinista para la ocupación del país. También está publicado en catalán La bellessa de la Historia.

OPINIÓN: Este libro tiene para mí una magia especial. Cada vez que lo vuelvo a leer me encandila como la primera vez. Me vuelvo a sumergir en la tierra cenagosa, se me hielan las manos, oigo el ulular del viento y me lleno de vida y de ansias de vivir.
Merece ser reeditada.

...las pepitas brillaban débilmente. Mi padre las hacía deslizar de una mano a otra. Bajo nuestra piel y nuestra carne se movía un espíritu. Era él quien hablaba de las manzanas por boca de mi padre, hacía reir a mi madre y dirigía mis ojos hacia los reflejos que la llama de la lámpara encendía en las pepitas. Éstas me parecían chispas que danzaran entre las manos de mi padre. Hubiera desado que siguieran bailando sin detenerse jamás...

...Yo había olvidado completamente a Aimé. Me sobresalté cuando ella estornudó a mi lado. Los peñascos del cielo se desplomaron, se dispersaron. El niño despareció. Yo miré los pies. Estaban cubiertos de barro espeso y me escocían intensamente. Estaban seguramente desollados. Empecé a compadecerme de mi suerte. Sentí que mi cara enrojecía y mi boca se torcía. Sin decir palabra, me encaminé a la habitación del fondo sumergida en la oscuridad. Me pegué entre el armario y la pared. Sentí que Aimé se deslizaba tras de mí y me hundía un poco más, casi hasta atravesar la pared.
El armario crujía aplastando nuestras cajas torácicas.En su interior susurraba la ropa mortuoria de mi abuela...

...De repente tuve ganas de dar miedo a alguien o de romper alguna cosa. Comencé a correr dando vueltas en torno a mi madre. Cuando ella se hubo escapado de mí con sus cubos de agua, corrí hacia el establo, abrí la puerta y me colé en la penumbra cálida que reinaba en su interior.
Las gallinas se dispersaron con gran estrépito, el cordero golpeó el suelo con la pata para tratar de asustarme, y la vaca me miró intensamente, los ojos llenos de esperanza, como si aguardara queyo llevara finalmente aquel mensaje que esperaba tan impacientemente...

3 comentarios:

Marta dijo...

Te lees todos estos libros? Uf, a mí no me da tiempo, no voy en transportes públicos y cuando llego a casa, entre las tareas del hogar, y el inglés, soy incapaz de leer nada más allá de lo que son los blogs.

Marta dijo...

Estaba pensando hoy en ti, cuando me han recomendado un libro, y se me ha ocurrido la idea de que trabajases en una editorial y que con tu blog lo que hacías era dar publicidad, pero no, he visto que los libros que posteas son de diferentes editoriales, así que he pensado ¿trabajará en alguna librería o en alguna biblioteca?. Es que no conozco a nadie que tenga una lista tan larga de libros.

Gabor dijo...

Nada Marta, no tengo ninguna relación con ninguna editorial, ni librería, ni biblioteca, simplemente me encanta leer; suelo llevar conmigo, a donde quiera que vaya, algún libro y aprovecho cualquier ratito para zambullirme en alguna historia.
Desde luego admiro a la gente que, como tu, sabe expresar tan bien sus sensaciones y sentimientos.