sábado, 18 de agosto de 2012

KYRA KYRALINA Y EL TÍO ANGHEL

TÍTULO ORIGINAL: Kyra Kyralina Mosh Anghel (1923)
AUTOR: Panait Istrati.
PAÍS: Rumanía.
EDITORIAL: Pretextos (2008)
TRADUCCIÓN: Marián Ochoa de Eribe.
RESEÑA: La narrativa de Istrati se organiza en torno a la vida de Adrian Zograffi, su alter ego imaginario que actúa como narrador, testigo o personaje. Kyra Kyralina y El tío Anghel –sus dos obras cumbre– forman parte del primer ciclo. Kyra Kyralina (1923) abre la epopeya balcánica y recoge la vida de Stavros, su infancia, su perversión por un turco y la búsqueda febril de su hermana Kyra por los harenes de Constantinopla. La obra, que gira en torno a la idea del viaje y de la fatalidad del destino, es un canto a la amistad verdadera y a la libertad. El tío Anghel (1924), estructurada en tres partes independientes gracias a una cronología aleatoria, presenta el devenir trágico de dos seres excepcionales por sus pasiones excesivas: tío Anghel y el bandolero Cosma.
Istrati, con la espontaneidad del cuentista oriental, aspira a que sus novelas palpiten como un corazón y combina para ello las fuentes del mejor folklore balcánico con las anécdotas y personajes de su vida aventurera. Como señala Claudio Magris en El Danubio, “es el poeta de la promiscuidad y de la ambivalencia de Oriente, de ese desorden del cual parece esperarse a un tiempo la redención y la violencia”.

BIOGRAFÍA: Vagabundo rumano y gran escritor autodidacta, Panait Istrati nació en Braila –ciudad portuaria del Danubio– en 1884. Hijo natural de una lavandera rumana y de un contrabandista griego, sólo asistió a la escuela durante cuatro años y realizó todo tipo de trabajos para ganarse la vida. Su espíritu inquieto y aventurero lo llevó a partir a Oriente Medio en 1906 sin dinero ni pasaporte. En 1921, tras instalarse en Francia, y desesperado por la tuberculosis, la pobreza y la muerte de su madre, intentó suicidarse. Fue encontrado agonizante con una carta dirigida al escritor Romain Rolland, quien le ayudaría a convertirse en el “Gorki de los Balcanes”. Invitado en 1927 a visitar la Unión Soviética, su crítica feroz a las colectivizaciones le costó el rechazo de los intelectuales franceses, por lo que decidió volver a Rumanía, donde murió en 1935 sumido en el olvido.

OPINIÓN: Historias como de leyendas clásicas. Mejor la segunda que la primera.
COMIENZO: "Adrián a travesó, aturdido, el bulevar de la Madre de Dios, un bulevar corto que en Braila lleva de la Iglesia del mismo nombre al jardín público."

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